5 DONES DE LAS PERSONAS ALTAMENTE SENSIBLES
Como psicóloga experta en alta sensibilidad, he tenido la oportunidad de trabajar con muchas personas que comparten este rasgo. Ser altamente sensible (PAS) es, ante todo, un don, aunque puede sentirse como una carga si no se comprende ni gestiona adecuadamente. En este artículo, quiero hablarte de los 5 dones que poseen las personas altamente sensibles y cómo podemos trabajar en terapia para convertir esos aspectos, que a veces pueden parecer un obstáculo, en herramientas para vivir una vida plena. Si sueles sentirte desbordado por las emociones, te cuesta decir que no, buscas siempre la perfección o sientes una profunda necesidad de justicia, tal vez no estés aprovechando al máximo tus dones. Pero tranquil@, todo esto se puede trabajar.

Autocompasión: El don de la amabilidad hacia ti mism@
Uno de los dones de mayor valía de las personas altamente sensibles es su capacidad para desarrollar autocompasión, la habilidad de tratarse con la misma empatía y cuidado que ofrecerían a un amigo cercano.
Sin embargo, muchas veces este don se ve eclipsado por la auto exigencia. Las PAS suelen ser perfeccionistas y severas consigo mismas, sintiéndose constantemente «insuficientes».
La investigación de Kristin Neff, pionera en el campo de la autocompasión, muestra que tratarse a uno mismo con amabilidad no solo reduce el estrés, sino que también mejora la resiliencia emocional. Esto es especialmente importante en personas altamente sensibles, quienes tendemos a experimentar emociones de manera más intensas.
Marta, siempre buscaba ser la mejor en todo, llegó a consulta porque sufría de ansiedad y agotamiento emocional. En terapia, trabajamos identificando el impacto negativo de su auto exigencia y la reemplazamos por prácticas de autocompasión. Por ejemplo, comenzó a escribir un «diario de gratitud hacia sí misma», donde cada día anotaba tres cosas que había hecho bien. Al cabo de unas semanas, se sintió más relajada y conectada consigo misma.
Para reflexionar: ¿Cómo te hablas cuando algo no sale como esperabas? ¿Te tratas con la misma amabilidad que ofrecerías a alguien que quieres? Si la respuesta es no, quizás sea el momento de trabajar en ello.
Empatía: El don de conectar profundamente con los demás
La empatía es uno de los rasgos más distintivos de las personas altamente sensibles. Podemos captar las emociones de los demás con la profundidad y precisión de un cirujano, lo que nos convierte en excelentes amigos, compañeros de trabajo y familiares. Sin embargo, esta habilidad puede convertirse en un problema cuando no sabemos poner límites.
Según un estudio publicado en Journal of Personality and Social Psychology, las personas altamente sensibles procesan las emociones de los demás con mayor intensidad debido a una mayor actividad en las áreas cerebrales relacionadas con la empatía. Esto explica por qué pueden sentirse desbordadas.
Esto era lo que le ocurría a Juan cuando llegó a consulta. Trabajaba como enfermero, sentía que «absorbía» las emociones de sus pacientes y terminaba cada jornada exhausto. En las sesiones, trabajamos con técnicas para establecer límites, como la «visualización protectora» o técnicas de asertividad. Con práctica, logró mantener su empatía sin sacrificar su bienestar.
¿Te sientes agotad@ después de estar rodead@ de personas? Si es así, quizá necesites aprender a proteger tu energía vital.


Estado de Flow: El Don de la Creatividad y la Conexión Profunda con las Tareas
Las PAS tenemos una capacidad innata para entrar en el estado de flow, un estado mental donde se pierde la noción del tiempo y se está completamente inmerso en una actividad. Esto puede suceder al pintar, escribir, cocinar o incluso trabajar. Sin embargo, este don puede verse bloqueado por la perfección, que genera miedo a equivocarse.
Mihaly Csikszentmihalyi, quien acuñó el término «flow», descubrió que este estado está relacionado con altos niveles de satisfacción y felicidad. Para las PAS, entrar en flow puede ser una herramienta poderosa para equilibrar las emociones.
Lo que le ocurría a Laura, una diseñadora gráfica que vive en Barcelona, era que evitaba empezar nuevos proyectos por miedo a que no fueran «perfectos». En terapia, trabajamos en el concepto de «progreso, no perfección», estableciendo metas pequeñas y alcanzables. Con el tiempo, Laura recuperó la confianza en su creatividad y redescubrió el placer de diseñar.
¿Cuántas veces dejas de hacer algo que te apasiona por miedo a que no salga perfecto? Quizás sea el momento de redefinir lo que para ti significa «hacerlo bien».
Asertividad: El Don de Poner Límites
Las PAS solemos ser complacientes, buscando evitar conflictos a toda costa. Sin embargo, esta actitud nos puede llevar a sentirnos explotadas o abusadas. La asertividad es la cualidad que nos permite expresar nuestras necesidades y deseos sin sentir culpas ni agresividad.
Un artículo publicado en Personality and Individual Differences muestra que las personas con mayor asertividad reportan niveles más bajos de ansiedad y mayores niveles de satisfacción en sus relaciones.
Cuando Ana me contactó para trabajar conmigo se sentía profundamente triste, nunca decía que no, llegó a terapia porque sentía que los demás se aprovechaban de ella. En las sesiones, practicamos situaciones específicas donde podía decir «no» de forma asertiva, como rechazar tareas extra en el trabajo. Con la práctica, Ana descubrió que poner límites no solo mejoró su autoestima, sino también sus relaciones
¿Cuántas veces has dicho «sí» cuando querías decir «no»? Aprender a decir «no» puede ser un acto de amor propio.

Parcialidad: El Don de la Justicia

Si tienes un fuerte sentido de la justicia y sueles luchar por lo que crees que es correcto tienes una característica de las personas altamente sensibles. Sin embargo, este sentido tan desarrollado puede convertirse en un problema cuando te enfrentas a situaciones donde no tienes control o cuando buscas equilibrar todo a tu alrededor.
Ciertas investigaciones en psicología sugieren que las personas altamente sensibles tienen una mayor actividad en las áreas cerebrales asociadas con el procesamiento moral, lo que explica su fuerte sentido de la justicia.
El sentido de justicia emerge de una interacción compleja entre emociones (amígdala, ínsula) y razonamiento (corteza prefrontal, giro temporal). Esto permite a las personas evaluar situaciones y actuar según normas sociales y éticas.
Las estructuras del sistema límbico, como el hipocampo, trabajan junto con otras áreas para conectar emociones pasadas relacionadas con experiencias de justicia e injusticia con situaciones actuales, por lo tanto, te habrás dado cuenta al leer esto, que el sentido de justicia está sesgado por tus vivencias.
A Luis le apasionaban las causas sociales, se sentía constantemente frustrado porque «el mundo no era justo». En terapia, trabajamos la aceptación de que no puede controlar todo, centrándose en lo que está a su alcance. Esto le permitió canalizar su energía hacia acciones que le proporcionaban plenitud y bienestar.
¿Te sientes frustrad@ cuando algo no es justo? Quizá sea el momento de enfocar esa energía hacia cambios concretos en lugar de cargar con la responsabilidad de equilibrar el mundo.
Si te reconoces en alguno de estos 5 dones de las personas altamente sensibles, recuerda que no es una debilidad, sino un rasgo que, cuando se comprende y trabaja, puede convertirse en tu mayor fortaleza. En terapia, exploramos junt@s tus dificultades para transformarlas en oportunidades de crecimiento y autodescubrimiento.
Si sientes que es el momento de trabajar en ti mism@ y aprender a aprovechar estos dones, no dudes en dar el primer paso. Reserva tu cita de valoración gratuita y comienza un viaje transformador hacia una vida más plena y equilibrada. Haz clic aquí para agendar tu sesión.